Redes, sudor y sueño
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¿Quién eres en la vida digital? ¿Qué dicen tus hábitos digitales?
Todo comenzó un martes. Me desperté a las 8:29 am
después de dormir 9 horas con 20 minutos, dormí profundo, con una excelente
calidad de respiración: 98/100. No caminé tanto como normalmente suelo hacerlo,
la meta son 10,000 pasos diarios, pero sólo caminé 4,140, justo lo equivalente a los 2 huevos que tomé en el desayuno. Al filo de l1:46 am comencé
mi entrenamiento del día, estuvo flojo apenas gasté 374 calorías. Sin mucho que
hacer regresé a casa entusiasta, así que decidí trabajar en los múltiples archivos
alojados en la nube de Google Drive mientras contestaba mensajes de Whatsapp,
escuchaba música en Spotify o veía algún video en Youtube. Pero como no todo es
trabajo, me escapé un par de veces a Facebook, X e Instagram, al parecer mi red
social favorita. Bendita tecnología que toda información provee y toda
información le proveo.
¿Por qué se elige colgar una foto de la comida que
aún no se toca, escribir un texto apoyando una causa o mandando una indirecta a
la expareja? En palabras del escritor Juan Pablo Villalobos (2021), se comparte
aquello que resulta extraordinario: el nacimiento de un hijo, la graduación de
la licenciatura, un cumpleaños. Sin embrago, la vida no suele ser
extraordinaria a diario, es más, podría considerarse un tanto aburrida o
rutinaria. Hoy en día el acceso que brindan aplicaciones, como las redes
sociales, permite convertir lo ordinario en extraordinario. Pequeños trozos de
la rutina se comparten para expresar gustos e intereses creando así una
narrativa de nosotros mismos, de mí. Compartimos al mundo aquello que fuimos,
somos y deseamos ser. De acuerdo con Paula Sibilia (2008), esta actualización
constante de la información en línea aumenta mi vulnerabilidad al exponer
aspectos íntimos de mi vida de manera continua. La gestión de la privacidad y
la autenticidad en un entorno de actualización constante plantea desafíos en la
construcción de una identidad digital segura y protegida.
Durante el proceso de ser alguien en el mundo
digital vamos convirtiendo nuestra vida cotidiana en datos cuantificables en un
fragmento de información que contribuye a un vasto perfil digital. Esta
recopilación de datos ofrece una visión detallada y a menudo sorprendente de
quiénes somos y cómo nos comportamos en el entorno digital proporcionando la
materia prima necesaria para entrenar algoritmos de aprendizaje automático que
sustentan la automatización del yo. Cuantos más datos se recopilen y analicen,
más precisos y sofisticados pueden ser los modelos de automatización del
comportamiento humano (Kitchin, 2014), mi comportamiento.
Por ejemplo, en una semana típica, accedo a mi
teléfono una vez cada 14 minutos para interactuar con plataformas. Cabe
considerar que simultáneamente puedo estar conectada a otro dispositivo,
comúnmente la computadora. En un ejercicio reciente en el que me di a la tarea
de documentar durante 7 días mi actividad digital encontré que publico, al
menos, una fotografía diaria en Instagram, que el uso de Whatsapp decayó porque
tengo poca actividad laboral y una relación afectiva en intermitencia, en X
comparto diario una canción que esté en mi lista de Spotify, etc. Estos datos
no solo cuantifican mi actividad, sino que también trazan un mapa detallado de
mis intereses, relaciones y comportamientos. La frecuencia de mis interacciones
y las plataformas que utilizo más a menudo revelan aspectos cruciales de mi
identidad, como mis preferencias estéticas, mis intereses informativos, y mi
vida social y comunicativa.
En el contexto de la automatización del yo, los
algoritmos de "lo popular" desempeñan un papel crucial en la
construcción y proyección de la identidad en entornos digitales al personalizar
de manera significativa la experiencia en línea de cada individuo (Siles et
al., 2023). Esta automatización influye en la autoimagen, las interacciones
sociales y la construcción de mi identidad en línea. Alimento algoritmos que
impulsan la personalización de mis experiencias digitales. En plataformas como
X y Facebook, los algoritmos aprenden rápidamente mis preferencias y ajustan mi
feed para mostrarme contenido afín: vino, libros, memes, compras, reflexiones,
entre otros. Esta adaptación constante de la información que recibo refuerza y
amplifica mis intereses iniciales, influyendo mi percepción del mundo y mis
relaciones sociales. La automatización de las recomendaciones y la
personalización (Manovich, 2017) del contenido no solo reflejan mi identidad,
sino que también la moldean activamente, perpetuando ciertos comportamientos y
preferencias a expensas de la diversidad y la espontaneidad, lo que contribuye
a la construcción de una versión digital de mí misma cada vez más influenciada
por los algoritmos de "lo popular".
La automatización también se manifiesta en el uso
de aplicaciones de monitoreo como Salud Huawei y Quick Trainig que no solo
registran mis actividades físicas, sino que también influyen en mi
comportamiento al incentivar ciertos patrones de actividad. Los datos que
alojan estas aplicaciones dejan ver mis hábitos de descanso, mi condición
física, mis niveles de estrés, la regularidad de mi ciclo menstrual, mi plan de entrenamiento, los días de la semana que realizo ejercicio, mi composición
corporal, por mencionar algunos. Estas aplicaciones saben más de mí que yo
misma, pero también soy yo quién ha proporcionado la información. En parte soy
un reflejo de estas influencias automatizadas, donde mi autonomía individual es
mediada por la tecnología.
Finalmente, la dataficación, algoritmización y
automatización transforman nuestras prácticas digitales en un proceso continuo
de auto-reflexión y construcción de identidad. Al analizar los datos de mis
interacciones en aplicaciones como Instagram, Facebook, WhatsApp y otras,
emerge una imagen de mi identidad que es tanto un producto de mis acciones como
de las influencias tecnológicas que las moldean. Mis prácticas digitales
revelan no solo mis preferencias y relaciones, sino también cómo estas plataformas
configuran y condicionan mi existencia. La identidad, en este contexto, es una
construcción dinámica y mediada, donde la tecnología juega un papel crucial en
la definición de quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser. La respuesta a
la pregunta ¿Qué dicen mis prácticas digitales sobre mi identidad? revela una
realidad compleja y multifacética. Mi identidad digital es el resultado de una
interacción constante entre mis acciones individuales y los sistemas
tecnológicos que las mediatizan y automatizan. Comprender este proceso me
permite navegar de manera más consciente y crítica en el amplio panorama de la
existencia digital.
Referencias
*Kitchin, R. (2014). The data revolution: Big data, open data, data
infrastructures and their consequences. Sage: London. Capítulo 1.
Conceptualizing Data, pp. 1-26. https://0-methods-sagepub-com.biblioteca-ils.tec.mx/book/the-data-revolution/n1.xml
*Manovich, L.,
(2017). Los algoritmos de nuestras vidas. CIC. Cuadernos de Información y
Comunicación, 22 ( ), 19-25.
*Sibilia, P.
(2008). La intimidad como espectáculo. Fondo de Cultura Económica.
*Siles, I.,
Gómez-Cruz, E., & Ricaurte, P. (2023). Toward a popular
theory of algorithms. Popular Communication, 21(1), 57-70. https://0-doi-org.biblioteca-ils.tec.mx/10.1080/15405702.2022.2103140
*Villalobos, J. (2021). La
narrativa y los límites en la representación (CADi). [Curso de capacitación vía
zoom]. Capacitación ITESM verano 2021.
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